Déjame dedicarte este poema
no vayas a creer que mis alas de poeta por asalto,
perdieron sus plumas de pena
y cayeron pesadas desde lo alto
aplastando mi fúsil de plata,
dejando seco este cartucho
que delata quebrantos,
de voces calladas por amores
que no se elevaron.
Un disparo mudo,
como un trazo de plata y pinceles
que dibujan una pluma al viento enamorado,
sino de un plumaje nuevo y brillante
liviano como esos barcos de papeles,
que llevan lejos,
aquellos poetas olvidados.
Es acaso la humedad quien tiñe
los aletazos sordos del poeta asaltado
por una natural muda de plumas,
que definen,
el nuevo fusil cargado,
listo para volar por mares silentes,
rompiendo con un mensaje,
el poeta vuelve, tal vez enamorado,
con su plumaje en harapos,
pero sonriente.
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