Imagina una casa
esa casa es tu vida,
donde mierda deje las instrucciones
piensas,
¿acaso estarán en la guantera?
y sigues construyendo,
sin instrucciones,
construcciones.
Eso es el juego de la vida
levantar muros,
rencores,
levantar sueños,
ventanas,
idear pasillos y puertas,
morales y éticas.
Lograr articular un conjunto
lleno de humedades,
como esas casas de Copeva,
más llenas de corazón
que de cemento,
más impermeables al dolor
a la frustración,
que a la lluvia,
mejores construcciones acaso
o peores,
en las que el librito de instrucciones,
se extravió en tu bolsillo.
Atrévanse a crecer,
a enmendar pasos,
ladrillos, rencores,
abran la ventana,
el viento debe llevarse
lejos el sudor
de nuestras construcciones.
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