Con las manos cansadas
de acariciar la soledad,
con los pies agotados
de descargarse sobre el peso de esta edad
y aunque camine sobre cualquier pedazo de mundo
mis ojos náufragos buscarán siempre
un lugar donde asirse,
las manos de un cuerpo vagabundo,
una caricia arrojada,
unos pies al desvestirse,
un cansancio,
ese sí
profundo.
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